Claudio Peri, asesor del CONADIS

¿La discapacidad tiene “tipos”?

December 9, 2020 11:45 am

Por Claudio Peri, asesor del CONADIS

Este artículo pretende ser la invitación a un debate teórico sobre la discapacidad y su semántica. Al respecto existe mucha confusión en los términos, ya sea en sus significados como en sus implicaciones, así vocablos como “condición”, “limitación”, “deficiencia”, “restricción”, son algunos de los que rodean la discapacidad y muchas veces son utilizados como sinónimos, otras veces van acompañados de algún tipo de clasificación, tales como “física”, “sensorial”, “psicosocial”, “auditiva”, “psíquica”, “mental” y un sinnúmero de otras acepciones que reflejan diversas concepciones y abordajes del tema.

En la actualidad la discapacidad más que un concepto es más bien un constructo, es decir, que en lugar de ser una definición unívoca y con vocación de persistencia en nuestro pensamiento y lenguaje, es una construcción teórica que busca explicar un fenómeno extremadamente complejo. La definición universalmente aceptada, hasta ahora, es la que figura en la convención de las Naciones Unidas sobre los derechos de las personas con discapacidad, la misma dice:
“Las personas con discapacidad incluyen a aquellas que tengan deficiencias físicas, mentales, intelectuales o sensoriales a largo plazo, que al interactuar con diversas barreras, puedan impedir su participación plena y efectiva en la sociedad, en igualdad de condiciones con las demás.”

Esta definición nos permite vislumbrar algunos elementos teóricos de sumo interés. En primer lugar podemos inferir que la discapacidad es un resultado, es decir, que no existe si la interacción de la persona con el entorno que la rodea no es restrictiva. En segundo lugar, la definición identifica claramente los componentes de dicha interacción: las deficiencias de la persona y las barreras del entorno. Por último, la definición plantea una categorización amplia de las deficiencias que pueden dar origen a la discapacidad.

A la luz de los planteamientos anteriores surgen dudas acerca de las denominaciones que corrientemente usamos al referirnos a tipos de discapacidades, tales como “discapacidad visual”, “discapacidad físico-motora”, “discapacidad auditiva”, “discapacidad intelectual”, etc. La primera duda que surge es si realmente la discapacidad requiere de atributos, la segunda duda es si los calificativos utilizados en estas denominaciones se refieren realmente a la discapacidad o a las deficiencias de las personas producto de alguna condición de salud.

La discapacidad es un “conjunto continuo”, es decir que las posibles interacciones entre las barreras del entorno y las deficiencias de las personas son infinitas, y son afectadas tanto por variaciones en la condición de salud, en el entorno, en el acceso a tecnología o dispositivos de ayuda, por políticas públicas más o menos incluyentes, cambios que pueden aumentar o disminuir las oportunidades de llevar una vida plena, es decir, de agravar o aliviar la situación de las personas con discapacidad.

Todo este razonamiento conduce a la opinión de quien escribe que, tal vez, en República Dominicana deberíamos movernos hacia un paradigma distinto, como ya han hecho otros países (p.ej.: Chile, Colombia y Argentina) y hablar de “situación de discapacidad”, sin calificativos específicos respecto a la deficiencia que la origina o cuanto menos, acostumbrarnos a utilizar el término “persona con discapacidad” como término genérico, sin calificativos que resaltan las deficiencias. El lenguaje crea ideas, la idea de que la discapacidad está atada a las deficiencias de la persona lleva automáticamente a deducir que es sobre la segunda que hay que intervenir para erradicar la primera, por lo tanto, perpetuamos una concepción biomédica de la discapacidad circunscribiendo, otra vez, el debate al ámbito sanitario y por ende, obviando el componente social constituido por las barreras del entorno que es el terreno donde realmente se libra la batalla contra la exclusión y la marginalidad.

Reflexionemos sobre el uso de un lenguaje más apropiado y representativo de la complejidad a la que nos enfrentamos, estoy convencido que nos permitirá tener más y mejores ideas para abordarla.